21.3.10

La política energética de Gran Bretaña: eficiencia en ductos y Sostenibilidad


Publicado por Gloabl Energy, (Octubre, 2009)
Hegemonía
Por Salvador Barragán Heredia

Gran Bretaña es uno de los actores de mayor poder en el mundo, se convirtieron en un Estado Miembro de la Comunidad Europea en 1973; en los 80´s, durante el gobierno de Margaret Thatcher, la mayoría de las empresas propiedad del gobierno fueron privatizadas y a partir de ahí, los ingleses iniciaron la era competitiva para recibir las más apetitosas inversiones, ofreciendo estabilidad, baja inflación, atractivas tasas de interés, suficiente empleo y con ello, la octava economía de mayor poder adquisitivo en el mundo.

El éxito inglés tiene que ver con los energéticos, es evidente que ningún país podría aspirar a ser potencia económica, si no tuviera el suficiente abasto energético para echar andar la industria, el comercio y los servicios. Gran Bretaña tuvo el privilegio de descubrir en 1970 grandes reservas de petróleo y gas en el Mar del Norte, sus operaciones iniciaron en 1975 con gran éxito. De facto, en la actualidad es el segundo productor europeo más importante, sólo son superados por los noruegos.

En efecto, la energía es el núcleo de la estabilidad social inglesa, en el que se requiere generar fuertes cantidades de energéticos para mantener la economía estable y otorgarle a los suyos la tan necesaria calidad de vida. Los ingleses utilizan como fuentes de energía: el 39% de gas, 35% de petróleo, 15% de carbón, 9% nuclear y el 2% de otras energías. Sin embargo, el gas es el energético más importante de Gran Bretaña, toda vez que genera el 38% de electricidad; dicho en otras palabras, sin el gas no hay electricidad.

Aunque en el abasto de gas está hoy plenamente garantizado, las proyecciones de consumo energético, advierten que pronto los ingleses entrarán al club de los importadores netos de gas, toda vez, que las bajas temperaturas que se registran en temporada invernal, indican que para abastecer el consumo en el 2010, se requerirá del 50% de gas importado y la cifra se incrementará hasta el 80% en 2020. El escenario se vuelve crítico, si se consideran las constantes interrupciones de suministro y las fluctuaciones de los precios que no tardaran en registrarse con la reactivación económica.

Por ello, el gobierno reconoce que se trata de uno de los desafíos más relevantes de la década y de la historia inglesa. Por ello, el Parlamento ha discutido reiteradamente el tema del abasto y de la inevitable importación de energéticos, porque además, se advierte que el gas seguirá desempeñando un papel primordial en la generación de electricidad. El problema radica en que Gran Bretaña es el cuarto productor de gas en el mundo, sin embargo, el aumento desmesurado en el consumo no podrá sostenerse en unos años, además, resulta preocupante que se hayan registrado disminuciones importantes en la producción, a partir del máximo histórico que se registró en el 2000 y que desde entonces han descendido poco más del 1% cada año.

El gobierno británico está convenido que el problema del abasto de gas es un fenómeno internacional y que la solución está en la liberalización del mercado europeo. El diagnóstico fue apoyado por la Unión Europea, que en junio de 2003 estableció la Directiva sobre el gas, con el objeto de establecer un mercado liberalizado con normas comunes de almacenamiento, transporte, suministro y de distribución de gas natural, que permitan garantizar la seguridad del suministro y una mejor calidad en el servicio.

Mientras su implementación se lleva a cabo, el gobierno ha establecido como eje de su estrategia de suministro, el potencializar la ingeniería de ductos en rutas internacionales. Actualmente, Gran Bretaña se conecta con Noruega en alta mar y con Bélgica. En ambos sistemas, la capacidad de importación de gas resulta insuficiente para sus necesidades próximas.

Por ello, el gobierno ha optado por la suscripción de acuerdos a largo plazo para importar gas con empresas que operan en Países Bajos, Noruega, Malasia y Qatar. Además, se tienen previsto dos nuevos gasoductos, el más grande tendrá una longitud de 1,200 kilómetros y tendrá como destino al Mar de Noruega y se podrá obtener el 20% de la demanda de gas de Gran Bretaña. Aunado a esto, el gobierno construirá un gasoducto con destino a Países Bajos, para importar otro 10%. Si los ingleses logran aumentar el número de ductos en los puntos de entrada podrán lograr garantizar el abasto en unos años.

Otra salida para afrontar las necesidades de suministro, son los complejos de almacenamiento de gas, que pueden mitigar los incrementos de la demanda o la interrupción del suministro. El mercado del gas inglés funciona sólo para atender los picos de demanda, lo que imposibilita atender casos de irrupciones de suministro prolongados. Esto contrasta con muchos países europeos que tienen gran capacidad de almacenamiento y que por lo tanto, pueden suministrar hasta 80 días en promedio; los ingleses actualmente, sólo pueden sostener 13 días. Por ello, el gobierno ha aprobado la construcción de dos nuevos centros de almacenaje para aumentar su capacidad de respuesta.

Mientras los proyectos se realizan, el gobierno preocupado por garantizar el suministro y evitar las irrupciones, expidió el denominado “Reglamento de Seguridad de Ductos”, que tuvo reformas en el 2003. El ordenamiento regula la actividad de los operadores de ductos de gas natural, contiene normas preventivas que evitan accidentes y protege al medio ambiente. Establece obligaciones precisas para que las autoridades locales establezcan programas de emergencia dentro de sus jurisdicciones y para establecer acciones coordinadas en caso de emergencia.

Otro importante reto, afrontado por el gobierno británico, es la calidad de fabricación que debe prevalecer en todo el sistema de ductos para incrementar la seguridad y con ello, evitar las irrupciones. Por ello, el gobierno inglés, de conformidad con el Reglamento en comento, impulsó la política de reemplazo de los ductos corrosibles de forma gradual en un plazo de 30 años. El instrumento jurídico establece obligaciones para que los operadores elaboren un programa de desmantelamiento e incluyan los resultados de su evaluación para identificar la tubería que será sustituida. Además, el operador no podrá eximirse de su cumplimiento por insuficiencia presupuestal, complejidad de la actividad, el tránsito de producto, y de inejecución por impedimento de terceros, por ejemplo, los terratenientes y los grupos de presión.

El afán por garantizar el suficiente abasto de gas, está en sintonía con las preocupaciones ambientales internacionales. Por ejemplo, el Parlamento aprobó en noviembre de 2008, la denominada “Ley sobre el Cambio Climático”, que representa un paso gigante para operar con índices de bajo carbono, toda vez, que establece el compromiso de reducir sus emisiones de carbono en un 80% para el 2050, en comparación con los niveles de 1990. Gran Bretaña fue el primer país del mundo en introducir preceptos jurídicos a largo plazo sobre el cambio climático. Mediante el ordenamiento, se establece la creación de un Comité del Cambio Climático, que tiene la responsabilidad de examinar el cumplimiento del gobierno en la materia y funge como un organismo consultivo y correctivo.

Otro importante aporte legislativo, en congruencia con los retos expresados anteriormente, es la denominada “Ley de Energía de 2008”. El ordenamiento recibió el asentimiento real el 26 de noviembre de 2008, regula aspectos de infraestructura de suministro de gas en altamar, permite la inversión privada para garantizar el abastecimiento y disminuir gradualmente la dependencia de importaciones. Se regulan proyectos de captura y almacenamiento de carbono, permitiendo inversión privada para lograr disminuir las emisiones de dióxido de carbono. Se incentiva el uso de energías renovables para aumentar la diversidad de fuentes de energía principalmente en el uso de la electricidad, por ello, la ley faculta al gobierno para ofrecer apoyo financiero para proyectos generadores de electricidad que logren una mayor eficiencia.

En la ley citada se establece que para efecto de importación y almacenamiento de gas, ninguna persona podrá llevar a cabo actividad sin que medie una licencia expedida. Gran Bretaña emite más de 500 millones de toneladas de dióxido de carbono cada año, para evitar su acumulación es posible almacenar el contaminante y para ello, se deben de utilizar instalaciones de almacenamiento natural. De ahí que, la ley mencionada regula el otorgamiento de licencias para promover el almacenamiento de dióxido de carbono en lugares controlados.

Un aporte relevante incluido en el instrumento jurídico, es el otorgamiento de certificados de energía renovable que tienen un precio de mercado de 40 libras para aquellas empresas o particulares que utilicen energía limpia. Se han obtenido resultados positivos para generar mayor eficiencia energética y una cultura ambientalista. Los incentivos previstos en la Ley son determinantes para iniciar la construcción de una nueva política energética inglesa.

En efecto, los ingleses se encuentran en franca crisis energética, en estos días la producción de petróleo asciende a 1.3 millones de barriles diarios (MBD) y consumen 1.7 MBD, por lo cual están obligados a importar 400 mil barriles al día. En lo que respecta al gas, los ingreses producen 2.553 billones de pies cúbicos (BPC) y su consumo es de 3.217 BPC, por lo que están obligados a depender de la importación para satisfacer sus necesidades.

Sin embargo, los ingleses se enorgullecen de la compañía petrolera British Petroleum (BP), empresa privada presidida por el irlandés Peter Sutherland. La historia de éxito de esta trasnacional inició en 1965 cuando la plataforma “Sea Gem” operada por BP realizó la primera perforación submarina encontrando hidrocarburos en el mar del Norte. Hoy BP cuenta con actividades comerciales en más de 100 países. Sus activos fijos se encuentran en un 40% en Estados Unidos y un 25% en Gran Bretaña y el resto en Europa.

Si bien es cierto, que BP es una empresa líder en energía basada en petróleo desde 1901, hoy en día ocupa el primer lugar en producción solar en el mundo. Desde hace más de treinta años BP ha incursionado en esta línea de negocio, los estrategas de la corporación visualizaron desde 1973, que la energía solar será el centro del negocio para la década 2010-2020. Con ello, participan hoy en día significativamente en la conservación del medio ambiente y reducen los costos de suministro de energía eléctrica. Superando las expectativas programadas, BP ha invertido en energía verde más de US$1.5 mil millones desde el 2005 y reservó US$8 mil millones para explorar futuras opciones de energía.

En resumen, la crisis energética que atraviesan los ingleses, debe representar una valiosa oportunidad para que sea examinado a fondo el eje por el cual deben de transitar hacia el futuro. Si bien es imprescindible, que deberán garantizar el suministro de gas en los años próximos con un sistema de ductos eficiente, con garantías en seguridad y en cobertura, también hay que decir, que la política energética podría mirar hacia las energías limpias de forma gradual, para satisfacer sus necesidades futuras, porque se ha demostrado que las energías renovables pueden ser tan rentables como aquellas que algún día llegarán inevitablemente a su fin.
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