Para Barack Obama el más urgente de todos los desafíos es la situación económica que reporta pérdidas históricas en los mercados bursátiles. No obstante, el tema de los hidrocarburos puede ser un factor determinante para generar el repunte económico que tanto requieren, de facto, un elemento que puede ser clave para sus propósitos son las denominadas energías alternativas; veamos:
Se trata del tercer país más poblado de la tierra con más de 303 millones de habitantes, donde se genera el Producto Interno Bruto más grande del mundo, que significa catorce veces más grande que el de México (FMI, 2008). El éxito estadounidense radica en la alta tecnología y en la productividad de su fuerza laboral, lo que les permite posicionarse como líderes en producción e innovación, siendo los más feroces lobos del comercio mundial; gracias a ello, hoy disfrutan del sexto pib per cápita más apetecible en el orbe con $46,541 dólares anuales. “…hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”, decía Albert Einstein.
Ahora bien, si la economía estadounidense es la más importante del mundo, en gran medida se debe a que cuenta con el más grande complejo de comunicaciones; y por lo tanto requiere de inimaginables volúmenes de combustible, situación que los coloca en la primera posición mundial en lo que respecta al consumo.
Los datos son contundentes y es que despliegan el mayor sistema de carreteras con una longitud de más de 226 mil kilómetros; la mayor red ferroviaria; el mayor número de aeropuertos con 14,947; incluyendo cuatro de las diez terminales de mayor volumen de carga y el de mayor actividad en el mundo.
Se cita frecuentemente a Henry Ford en eventos de motivación personal con la frase “tanto si piensas que puedes, como si piensas que no puedes, estás en lo cierto." El legado principal de Ford, es congruente con la frase y es que la teoría del estadounidense consistió en que algún día todo ciudadano debía de poseer un automóvil.” Hoy a más de sesenta años de su muerte, están matriculados más de 247 millones de vehículos en territorio estadounidense.
En estos días la economía estadounidense pasa por sus momentos más amargos y es que más de 700 mil millones de dólares ya están siendo destinados para rescatar el desastre financiero, generando una nueva economía centralmente planificada. Los estadounidenses intrigados se cuestionan: ¿habrá algún tipo de correlación entre el fracaso bélico en Iraq y el derrumbe financiero en Estados Unidos?
Destacados internacionalistas aseveran que el propósito de la guerra contra Iraq, tenía dos objetivos: el petróleo y activar la economía. Suponiendo sin conceder que fuera el caso, ambos propósitos fracasaron. En la misma sintonía, Martin Luther King, decía que una nación que gasta más dinero en armamento militar que en su bienestar se acerca a la muerte espiritual. El saldo hasta hoy de la guerra contra Iraq supera las 600 mil muertes, “se han invertido (sic), casi un billón de dólares en Iraq, aún cuando los precios de los alimentos y de la gasolina crecen cada día más", dijo en campaña Barack Obama, candidato presidencial. El cálculo hecho por el Premio Nobel de Economía, Joseph E. Stiglitz, estima que el gobierno norteamericano gastará 16 mil millones de dólares mensuales y para el 2017, la suma llegará a 3 billones de dólares”, de insistir en el afán bélico.
En estos días de crisis el tema del petróleo cobra especial relevancia entre los norteamericanos. La volatilidad de los precios del hidrocarburo es una de las mayores preocupaciones de todo ministro de energía y de todo ciudadano, pues se juega en el mercado energético: inflación, pobreza, progreso y bienestar al ritmo del mercado financiero, so pena de la premisa de que no es posible imaginar un crecimiento económico, sin energía.
Aún cuando el pánico se apodera de los mercados accionarios, el show electoral rebasó los $1,200 millones de dólares. Situación que cuando menos permitió a republicanos y demócratas discutir sobre sus políticas económicas con tintes energéticos.
Así que los candidatos a la Casa Blanca, Barack Obama y John McCain, enfatizaron durante toda la contienda electoral, en franca coincidencia: sobre la urgente independencia energética; es decir, concordaron en garantizar el abasto del oro negro, reduciendo significativamente las importaciones, factor que podría generar el repunte en la economía que tanto requieren en momentos de recesión.
A la fecha la producción diaria alcanza los 8.3 millones de barriles, no obstante el consumo diario supera los 20.69 millones de barriles; necesidad que los ha orillado a importar diariamente 13.1 millones de barriles al día, provenientes principalmente de Venezuela y de Arabia Saudita. De ahí se explica el silencio por el abasto.
Ante esta situación las estrategias de inteligencia estadounidenses durante la presidencia de Bill Clinton se concentraron en Georgia, justo cuando las antiguas repúblicas soviéticas del mar Caspio se independizaron y empezaron a buscar clientes occidentales para sus recursos energéticos, y con ello Rusia controlaba todas las operaciones en la región, con el objeto de utilizar el recurso energético como arma económica.
Para contrarrestar el poderío ruso, el Presidente Clinton patrocinó la construcción de un oleoducto en Georgia para lograr el transporte del Caspio a Europa. El plan estratégico tenía como objetivo convertir a Georgia en una ruta alternativa de petróleo y del gas por el Caspio, de esta forma evitar el paso por Rusia”, dice Michael Klare, autor de The new geopolitics of energy. “…pero si Georgia deja de ser un pasaje seguro, los planes para reducir el poderío ruso se podrían desvanecer.”
Las operaciones del ducto iniciaron en el 2006 y desde entonces, las relaciones entre Rusia y Estados Unidos quedaron deterioradas y es que se dice que “la administración del Presidente Clinton proporcionó a Georgia cientos de millones de dólares en ayuda militar, convirtiéndola en la receptora principal de armamento estadounidense en el antiguo territorio soviético.” De ahí el origen del conflicto entre Georgia y Rusia.
Siguiendo las políticas del régimen el gobierno del Presidente Bush dio prioridad para procurar el mayor abasto energético al mercado estadounidense, toda vez que se que se presentó alarma en términos de abastecimiento de crudo y gas natural en toda la nación.”
Otro acontecimiento que prendió focos rojos en el Pentágono, es el acuerdo suscrito entre Rusia y Venezuela, quienes acordaron fortalecer sus relaciones en la industria energética, sin embargo, en el fondo, intentan reducir la influencia estadounidense en el escenario internacional. Así, por ejemplo, Rusia ha firmado contratos por más de 4,400 millones de dólares con Venezuela desde 2005 para abastecer a la nación sudamericana con aviones de caza, helicópteros y 100,000 rifles automáticos.
Por estos motivos, el tema de la energía fue elevado al foro electoral. Por ejemplo, la ex candidata republicana a la vicepresidencia Sarah Palin, jugó un papel crucial en las preferencias políticas y es que siendo gobernadora de Alaska se pronunció por “la independencia energética”, factor que la opinión pública relacionó con la posibilidad, todavía no comprobable, de que en Alaska existen millonarias reservas energéticas y que la experiencia de Palin podría mitigar los costos de la energía y de la dependencia energética.
Por su parte el ex candidato presidencial John McCain se pronunció por el tema del impacto ambiental en la exploración petrolera costa afuera, motivo que no fue bien visto por las grandes corporaciones productoras y procesadoras de crudo.
En cambio, el ex candidato a la Casa Blanca Barack Obama fue más allá, centró su discurso en la eficiencia, explorar energías renovables y expandir la inversión hasta 150,000 millones de dólares en 10 años, generando una nueva concepción de un Estados Unidos "post-carbón"; es decir, la propuesta significa reducir las emisiones de bióxido de carbón, a través de energías limpias y de esta forma eliminar la importación de petróleo del medio Oriente y Venezuela.
Y es que la política del sector energético requiere virar hacia otras perspectivas, más aún cuando el cambio climático se agudiza y los costos de energía se incrementan. Para Michael Parker, que encabeza Dow Chemical, señala que el gobierno norteamericano debe plantear una verdadera “política energética sostenible”, y es que el gas se ha planteado como la solución de todos los problemas de energía y medio ambiente, cuando la única manera de garantizar un abastecimiento energético seguro y rentable es a través de la diversificación".
Curiosamente, en tiempos de guerra y discriminación racial, Bob Dylan hacía famosa su canción en todo el mundo (1962), cuya letra decía: “…la respuesta amigo mío, está en el viento”. A más de cuatro décadas de distancia, hoy la energía eólica está apunto de estallar en Nueva York, dijo Steve Sullivan, portavoz de la industria Wind Power NY, y es que las políticas energéticas en el Estado han decidido que el 25% de la energía debe provenir de fuentes renovables como el viento, el agua, la energía solar y la biomasa para el año 2013. La gente nos llama diciendo: ¡queremos turbinas!, dijo James Lyons, ingeniero jefe de sistemas eléctricos de GE.
Sin embargo, los propósitos de las energías alternativas tienen opositores, Por ejemplo, dice Marcos N. Cooper, autor de un reciente documento que relata la situación del etanol, asegura que "las petroleras reaccionaron agresivamente en contra de la expansión de la producción de etanol, quienes perciben el crecimiento de los biocombustibles como una amenaza para el poder de mercado en refino y comercialización de la gasolina".
Sin embargo, los beneficios están a la vista. La industria de energía eólica genera más de 20,000 megavatios de potencia instalada en Estados Unidos. Según la American Wind Energy Association, el viento provee actualmente 20,152 megavatios de energía eléctrica en ese país, lo suficiente para abastecer a 5.3 millones de hogares. En otras palabras, las turbinas eólicas generan por año lo equivalente a 28.7 millones de toneladas de carbón o 90 millones de barriles de petróleo. La generación de energía eólica evita la producción de 34 millones de toneladas de dióxido de carbono por año, lo que sería como sacar casi 6 millones de vehículos de circulación.
El reto es complicado y es que las regulaciones jurídicas son el principal motor que requiere la energía eólica para echar andar las hélices que la tecnología ofrece: esta debe ser costeable, reducirse aún más los riesgos de capital y debe concebirse a largo plazo para generar un mercado activo y atractivo para los inversores.
Por ejemplo, el decreto que establece impuestos bajos para los productores de energía renovable vence a finales del 2008, esto puede afectar el crecimiento del sector y es que el reemplazo de combustibles fósiles por energía renovable es un beneficio no sólo para Estados Unidos sino para el planeta entero en términos de sustentabilidad ambiental.
Y es que se trata de una excelente alternativa para reducir los costos de la energía y al mismo tiempo para lograr un mayor margen de dependencia energética. Además, a través de la energía eólica la sustentabilidad queda garantizada dando cumplimiento a las metas establecidas por el Protocolo de Kyoto.
Es pertinente enfatizar lo que decía el escritor y bioquímico estadounidense nacido en Rusia, Isaac Asimov “sólo hay una guerra que puede permitírsele al ser humano, la guerra contra su extinción.”
En el mismo sentido se pronunciaba Einstein: “…el mundo es un lugar peligroso, no por causa de los que hacen el mal; sino por aquellos que no hacen nada por evitarlo”. Los expertos argumentan que el 52% de los votos electorales a favor de Obama, se deben a que la sociedad estadounidense considera que es posible generar prosperidad sin la actividad bélica.
En la noche del triunfo, Obama dijo a sus seguidores: “…la verdadera fortaleza de nuestra nación no viene del poder de nuestras armas o del tamaño de nuestra riqueza, sino del poder duradero de nuestros ideales: democracia, libertad y fe. Esta noche el cambio ha llegado a Estados Unidos”. De ahí se explica parte de la victoria electoral, pues millones están convencidos en que el capitán del gran barco zarpará en búsqueda de un destino mejor, aprovechando las estremecedoras fuerzas del viento de la paz.