Por SALVADOR BARRAGÁN HEREDIA
Publicado por el Financiero (21-julio-2008)
Los efectos del calentamiento global han causado millonarias pérdidas para las naciones, los estragos se observan por distintos puntos del mundo, grandes sequías, erosión del suelo, desertización e inundaciones, y con ello, aumenta la pobreza y el hambre se agudiza como una enfermedad que ningún médico quiere atender.
Sin embargo, para algunos países este desastre ambiental es hasta un tanto prodigioso, veamos:
El mundo está atento de lo que están haciendo los rusos con los energéticos y es que en estos días el petróleo significa algo más que dominio, influencia y poder. Más pronto de lo que podemos imaginar Rusia podría convertirse en una potencia económica mundial de nueva cuenta.
La economía rusa está petrolizada, se calcula que un tercio de todos sus ingresos provienen de las exportaciones de los energéticos, su objetivo principal es la Unión Europea (UE). Desde el año 2000 la Comunidad Europea advertía al mundo que en unos cuantos años el 70 por ciento de las necesidades energéticas de Europa serían suministradas por Rusia.
Para comprender el escenario, basta indicar que en lo que respecta a las reservas para el futuro, Rusia cuenta con más de 60 millones de barriles en reservas probadas, la mayoría de ellas se ubican en Liberia Oriental, lo que los ubica en el octavo puesto de la lista mundial; también, su fortaleza radica en sus reservas de carbón, es el segundo a nivel mundial; y en cuanto a gas natural son líderes absolutos en el mundo.
La Federación Rusa posee un 27.8 por ciento de las reservas mundiales probadas de gas natural (unos 47.572 millones de m3). Un cuarto de la producción de gas en el mercado mundial corresponde al gas ruso.
Dichas reservas son suficientes para mantener la producción a los niveles actuales durante los próximos 80 años.
Como toda potencia mundial, Rusia requiere de energía para generar crecimiento económico; al día de hoy ocupan el segundo puesto en el orbe en lo que se refiere a producción de petróleo y son el cuarto mayor consumidor (sólo debajo de Estados Unidos, China y Japón). El consumo interno de petróleo diario alcanza los 2.8 millones de barriles y es que se necesitan grandes cantidades para surtir de energía a más de 142 millones de habitantes distribuidos en el territorio más extenso del mundo, ningún otro país europeo consume tanta energía como los rusos.
La producción Rusa supera los 9.8 millones de barriles por día, dicho de otra manera: duplica la producción de Irán, triplica lo que produce México, o cuadriplica lo que produce Venezuela. Es decir, su poderío en términos de producción, le alcanza para exportar un 70 por ciento de crudo y el 30 lo refina para utilizarlo en el mercado interno.
Para efectos de refinación el inventario estratégico cuenta con 41 refinerías, capaces de procesar 5.4 millones de barriles diarios (EIA, 2007), no obstante, hay que decir, la mayoría de ellas presentan problemas de envejecimiento, ineficiencia y son altamente contaminantes.
En lo que respecta al transporte por tierra, el gobierno ruso mantiene el control de la red de oleoductos, por medio de la empresa Transneft, que opera con una longitud de 46,700 km, aunque también presenta problemas de obsolescencia, toda vez que más del 41% de sus componentes han cumplido más de 30 años de vida.
Sin embargo, el calentamiento global ha favorecido a los rusos, y es que se calcula que desde 1970, las temperaturas han aumentado en cinco grados centígrados, lo suficiente para que en Siberia se derritan capas de hielo. Esto ha permito la explotación de petróleo ruso en zonas nunca antes exploradas, factor que beneficia la seguridad energética rusa y que los costes por transporte tengan un impacto positivo en la cadena de suministro.
Así, con toda antelación profetizaba Vyacheslav Popov, político ruso de la ciudad de Murmansk “el petróleo ártico, impulsará la seguridad económica de Rusia y contribuirá a restablecer nuestra gloria de antaño”. Con estos beneficios, “uno empieza a comprender por qué Rusia no defiende agresivamente la protección del clima y, en particular, no quiere saber nada del Protocolo de Kioto de 1997” (Roberts. P,2004).
Es probable que el calentamiento global casuísticamente genere beneficios económicos para Rusia, sin embargo, las omisiones para actuar en consecuencia tendrán un costo mayor en todos los ámbitos imaginables. Al Gore dijo: “nuestros hijos tienen derecho a juzgarnos con el máximo rigor, sobre todo porque lo que está en juego es su futuro y no sólo el de ellos, sino el de toda la humanidad”.
Sin embargo, la economía rusa va por buen camino, en 2007 crecieron al 8.1 por ciento, superando las tasas medias de crecimiento de los países del G-8. En los últimos seis años la pobreza ha disminuido de manera constante y la clase media se ha ampliado.
El crecimiento económico Ruso se debe en gran medida a que en la primera etapa del Presidente Putin, se implantaron importantes reformas estructurales, en materia fiscal, financiera, laboral y agraria, esfuerzos que fueron bien vistos por los inversores sobre las perspectivas económicas y que se tradujeron con el aumento de inversión extranjera directa, que se incrementó de 14.6 millones de dólares en 2005 hasta aproximadamente 45 millones en 2007.
Rusia le apuesta al aumento de las exportaciones de crudo; no obstante, el costo por producir más petróleo, alcanza su costo ambiental. Rusia es el tercer país que más contamina al medio ambiente, y es que los residuos químicos de gas, petróleo, níquel, plomo, selenio, cobalto y otros contaminantes, superan las 661 millones de emisiones de CO2 (casi 6 veces mayor que México).
Rusia tiene dos de las diez ciudades más contaminadas del mundo: Dzerzhinsk (el libro Guinness la ha llamado la ciudad más contaminada del mundo) y Norilsk (comprende el más grande complejo industrial de fundición de metales pesados). Según los datos de Carbón Monitoring for Action, organización que verifica las emisiones de carbono de cinco mil compañías en el mundo, Rusia es el tercer mayor contaminante del orbe.
Los altos índices de contaminación se explican, ya que la base manufacturera está en condiciones arcaicas y debe ser sustituido o modernizado para ampliar la base de crecimiento económico ruso.
Gran parte del éxito de la política energética rusa se debe a la ideología que impregnó Mikhail Gorbachev en términos de apertura económica. El líder socialista sostenía que “el pueblo debe aprender a distinguir entre los verdaderos intereses nacionales y su perversión nacionalista. Cualquier pretensión a la exclusividad nacional es intolerable e insultante”. Así, la industria petrolera de Rusia fue privatizada en 1992, y a partir de ahí, una decena de compañías privadas participan activamente en la actividad petrolera.
En lo que respecta al gobierno de Vladimir Putin, queda de manifiesto la estrategia que tiene como objetivo establecer una potencia petrolera que genere el crecimiento económico que necesita la Federación Rusa para obtener una mejor calidad de vida para los suyos, con esa filosofía, suscribió acuerdos internacionales para operar una red de oleoductos y gasoductos que convertirán a esa Federación como el gran suministrador de petróleo y gas para Europa y Asia. Por ejemplo:
Gasoducto del Báltico. Alemania y Rusia suscribieron un acuerdo para construir el gasoducto del Báltico con una longitud de más 1.200 kilómetros, con capacidad para transportar 27,500 millones de metros cúbicos de gas por año. Este acuerdo permitirá distribuir energía en el norte de Europa.
Gasoducto Transiberiano del Este. Transportará gas desde Siberia hasta China, el costo de construcción supera los 8 mil millones de dólares, transportará más de 80 mil millones de metros cúbicos de gas por año.Este acuerdo permitirá la exportación de producto a China y Japón.
Oleoducto Druzhba. Polonia, Bielorrusia, República Checa, Eslovaquia y Alemania. Transporta cerca de 1.200.000 barriles diarios de petróleo. Se dirige al corazón de Europa.
Oleoducto Ruso-Búlgaro-Griego. Actualmente en construcción, el acuerdo tardó más de 10 años en concretarse. Transportará petróleo desde la ciudad de Novorosiiysk en el mar Negro hasta el puerto búlgaro de Purgás y de allí hasta la ciudad griega de Alexandrópolis en el mar Egeo. Operará a partir del año 2010.
El reto para Rusia es enorme, toda vez que el tiempo de vida de su infraestructura debe cobrar eficiencia, y para ello debe ser renovada con tecnología de punta para aprovechar una mayor renta petrolera; evidentemente esta acción podrá evitar un mayor deterioro ecológico para las futuras generaciones de la humanidad.
Los rusos están conscientes que abrir sus mercados al mundo les está generando una mejor calidad de vida, sin embargo, de poco les valdría esa mejora si el deterioro ambiental fuera irreversible.
En lo que respecta a nosotros, y si pretendemos treparnos en las ventajas que ofrece la globalización, será necesario que observemos el ejemplo ruso, toda vez, que en gran medida su éxito se debe al transporte por ductos, actividad realizada de forma eficiente. Por el contrario, negarnos incursionar en esta línea de negocio, significa dejar escapar la oportunidad de ser una empresa competitiva y visionaria y estaremos abriendo el paso para que otras empresas transiten por la autopista de alta velocidad aprovechándose de nuestra incapacidad en términos políticos y de competividad.
Es muy conveniente que en estos momentos en los que se está discutiendo la reforma energética, se centre el debate en la rentabilidad de la empresa, puesto que los beneficios o perjuicios que deriven de las decisiones legislativas, repercutirán directamente en el bolsillo de los mexicanos.
Existe el riesgo de que nos enredemos con la inocua y absurda telaraña ideológica, que lo único que genera es confusión y polarización. Discernir entre el tema político y el debate energético, significa pensar en el beneficio de la empresa de todos los mexicanos: ubicarla en el plano de la competitividad y el desarrollo económico, aumentar la productividad de la clase trabajadora, generar rentabilidad, alinear las estrategias como una empresa socialmente responsable e incrementar la investigación y desarrollo.
Por último, cabe citar las palabras de Gorbachev: “somos estudiantes y nuestro profesor es la vida y el tiempo. Creo que más y más gente va a darse cuenta de que a través del cambio, la totalidad del mundo mejorará.” * El autor es aspirante a doctorado en Derecho por la Universidad Anáhuac México Sur.
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Rusia tiene que modernizarse, se escuha en el mundo mucho avance de los rusos en distintos ámbitos, me gustaría que escribieras sobre esto un dia de estos. Te felicito ampliamente, Daniel Olivares.
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