18.8.08

Petróleo: El caso de España

Por SALVADOR BARRAGÁN HEREDIA
Publicado por el Financiero (4-jul-2008)

Tradicionalmente el potencial económico de un país se mide por los recursos naturales que posee. Sin embargo, en el mundo moderno, globalizado, los países crecen económicamente con mayor velocidad, si consideran a la tecnología como una política inherente de sus actividades comerciales y si abren la competencia en sus actividades retenidas.

Por ejemplo, Canadá y Noruega, con un extenso inventario en recursos naturales, han generado crecimiento para sus países. Estados Unidos se considera potencia en la agricultura, gracias a sus exportaciones de grano. Sin embargo, hay otros ejemplos de países que carecen de los recursos naturales, y sin embargo, son potencias económicas, gracias al énfasis que le han otorgado a la tecnología y aspectos productivos, que sin duda, generan riqueza y bienestar para sus naciones.

El éxito de la ciudad de Nueva York se debe a la alta densidad de industrias de servicios. Japón, no tiene recursos naturales y reporta el tercer PIB más grande del mundo , gracias a los sectores del trabajo, de capital y a al impulso tecnológico con el que han actuado, en plena estrategia de crecimiento. Hong Kong, con un territorio de apenas 1,102 km2, posee un mayor volumen de comercio exterior que Rusia, quien es 15,494 veces más grande. España no tiene petróleo, ni gas, pero es la quinta potencia económica de la Unión Europea y la octava más grande del mundo, veamos:

Uno de los principales motores del crecimiento económico es el petróleo, se trata de la fuente de energía número uno. No obstante, España es un país que carece de hidrocarburos y de gas, y aún así, es perfectamente capaz de abastecer a sus 45 millones de habitantes de energía y de generar crecimiento económico.

Prácticamente España no tiene yacimientos de crudo, de hecho es uno de los más grandes importadores de petróleo y gas en el mundo. Su producción apenas registra 31,240 barriles, por lo que para cubrir el consumo interno importa 1.7 millones de barriles diarios, cantidad necesaria para abastecer a las refinerías, hoy todas privadas, las cuales cuentan con la más alta tecnología para aprovechar la mayor parte del barril de crudo.

Siendo un país dependiente de otros mercados petroleros, ya que produce cerca del 1% de lo que consume, y el otro 99% lo tiene que importar de países como Rusia, Argelia, Nigeria, Libia, Arabia Saudita, México, Italia, Irán, Noruega e Irak . Por esto, podríamos inferir que los altos precios de este producto, aunados a la escasees interna, son factores que pudieran deteriorar la economía en España, sin embargo, los españoles han sabido lidiar con este inconveniente.

Por ejemplo, a pesar de que el precio del barril se ha incrementado cerca de un 65% durante el lapso de un año. Al cierre de 2006, los españoles tienen un Pib Per Cápita de EUA$33,700, y un PIB de EUA$1.109 billones, ubicándose como la octava potencia económica del mundo, con una tasa de inflación de 3.5%, reportando un crecimiento real del 3.9%, superando por un punto porcentual a la media de crecimiento de la Unión Europea. Hoy, España, ocupa la posición 16 de la tabla de los principales países exportadores del mundo y el segundo puesto del ranking de turismo a nivel mundial.

Una prueba fehaciente de que la economía va por buen camino, es la reelección del gobierno socialista de José Luis Rodríguez Zapatero como Presidente de España, quien triunfó el 9 de marzo de 2008, con el 43.8% de los votos. En campaña, se le escuchaba con emotividad: “España es la que más partidos gana en la Champions League de las economías mundiales.”

España contrarresta el impacto de los incrementos al precio del petróleo con sus procesos de refinación; es decir, recibe la materia prima y la convierte en producto final para consumo interno y un remanente lo utiliza para exportación, gracias a su potencial tecnológico que le permite generar altísimos rendimientos.

España presenta un precio por galón de gasolina de EUA$4.55 se ubica en el lugar 16 según su precio de venta en Europa ; es decir, el proceso de refinación y una tasa impositiva moderada, le permite a los consumidores obtener una gasolina de alta calidad a un precio alcanzable para todos. “…somos absolutamente dependientes energéticamente hablando, pero nos permitimos los precios más bajos”, señala portavoz de AirInc, compañía que rastrea el costo de la vida en varios lugares alrededor del mundo.

Evidentemente, el consumidor resulta beneficiado por la competencia que se presenta entre las compañías petroleras, quienes para obtener la preferencia y la lealtad del cliente, elevan la calidad del producto dictando precios razonables.

Evidentemente la apertura económica del sector energético no fue un camino fácil para los españoles, quienes hasta hace unos años mantenían el monopolio para el Estado.

En efecto, por virtud de la “Ley de Monopolios de Petróleos de 1927”, el Estado controlaba todas actividades de la cadena de suministro, “…el control sobre la refinación, el almacenamiento, la distribución, la venta, la exploración y la producción de hidrocarburos en España.”.
Para llevar a cabo estas actividades el Estado constituyó la creación de la Compañía Arrendataria del Monopolio de Petróleos, S.A (CAMPSA), con una concesión para la administración del monopolio.

En poco tiempo CAMPSA se expandió en todo el territorio español (salvo las Islas Canarias y los territorios de soberanía de África). Abarcaba todas las actividades propias del sector, ejerciendo totalmente el monopolio estatal.

Fue hasta 1981, cuando por virtud de la Ley 45 de 28 de diciembre de 1981, el Estado modificó la política energética, estableciendo en dicha ley que “corresponde al gobierno: fijar la política en materia de hidrocarburos, aprobar el programa anual de combustibles, autorizar las actividades de exploración e investigación, producción, transporte, almacenamiento, depuración y refino de hidrocarburos.”

El proceso de adaptación del Monopolio español de Petróleos en el Mercado Común Europeo implicaba la desaparición del Monopolio de Petróleo, por lo que España procedió a la reordenación del sector petrolero en 1984. Con la publicación de la Ley 45/1984, en la que el Rey Juan Carlos I, facultó al gobierno a transferir a CAMPSA, “de los bienes y derechos de que es titular el Estado, derivados de las concesiones y que están afectados al Monopolio de Petróleos”.

A partir de ese momento grandes corporaciones energéticas se presentaron en España para iniciar operaciones. En 1986, Shell logró ventas por 12,000 toneladas y Repsol inició operaciones hasta en 1987. Dos años después, Shell se convirtió en la primera compañía extranjera en instalarse en el Puerto de la Luz de Gran Canaria, que con el tiempo se consolidó como una de las primeras estaciones de navegación mundial del Atlántico y un factor clave para la prosperidad en la zona. En 1990, Shell construyó la Planta de Producción y Distribución de Lubricantes en Tarragona, hoy en día, 18 años más tarde, se sigue considerando como una de las más modernas de Europa.

Con la promulgación de la ley 15/92, se dispuso la segregación de los activos comerciales de CAMPSA. Finalmente, la Ley 34/92 declaró la extinción del Monopolio de Petróleos, tras 65 años de existencia y la liberalización de las actividades relacionadas con los productos petrolíferos, entre otras las de transporte y almacenamiento.

El último paso en el camino hacia la competitividad de los mercados energéticos se logró el 1° de julio de 2007 con la apertura de los mercados de la Comunidad Europea. Desde una perspectiva jurídica, todos los consumidores europeos tienen ahora la posibilidad de elegir su proveedor, y beneficiarse de la competencia.

España fomenta el mercado, la promoción de esquemas de participación y la libre competencia. Es la Comisión de Energía de la Unión Europea quien ha impulsado la necesidad de formar un mercado único para la importación y exportación de petróleo, proyecto que según analistas, podría generar mejores precios para los europeos.

Hoy, Repsol es la compañía con mayor presencia en España, cuenta con 6,800 gasolineras en 32 países del mundo, de las cuales 3,600 se encuentran en territorio español. Es una de las diez mayores petroleras privadas del mundo y la mayor compañía privada energética en Latinoamérica en término de activos.

Repsol, comandada por Antonio Brufau Niubó, cuenta con 36,931 empleados, está posicionada en el lugar 90 de todas las empresas del mundo según ingresos, reporta más de $EUA 60,920 millones y activos por $EUA 59,604 millones. Ocupa la posición 11va de todas las empresas del mundo, respecto a su actuación y compromiso con el medio ambiente y es la 13va mejor compañía evaluada según sus prácticas innovadoras y tecnológicas (Forbes, 2007). Las operaciones de Repsol YPF se encuentran diversificadas en 32 países. Tiene reservas de petróleo en América Latina, el norte de África, el Oriente Medio y los Estados Unidos.

Hoy en día, el gobierno español es el rector de la política energética, empresas como Shell y Repsol YPF, participan activamente en la generación del crecimiento económico de España, brindando a sus consumidores energía con calidad, servicio y precio.

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