30.4.09

Petróleo: el caso de la República de Francia

Publicado por Global Energy (abril de 2009)


Francia se enfrentó a la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial y le costó la ocupación alemana en el norte de su territorio, hasta que el triunfo de los aliados le permitió ocupar a Alemania. Al término de la guerra, se formó un gobierno provisional presidido por el general Charles de Gaulle, quien con otras seis naciones dieron origen a la actual Unión Europea, veamos:

Después de la guerra, era urgente que prosperara la paz y se reactivará la economía, por ello, franceses y alemanes formaron una alianza, en la que concentraron esfuerzos para fundar la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, con el espíritu de potencializar los motores generadores de la industria. De esta forma, la alianza sepultó el fantasma de la guerra y dio entrada a la integración europea.

El 9 de mayo de 1950, el político germano-francés, Robert Schuman , quien es considerado el “padre de Europa”, pronunció un famoso discurso, en el que puntualizó el propósito de la alianza: “que el gobierno someta la producción de carbón y de acero a una Alta Autoridad Común. Con ello, se garantizará el desarrollo económico y cambiará el destino de las regiones que durante tanto tiempo se han dedicado a la fabricación de armas, de las que hemos sido víctimas.”

Las fuerzas en sintonía para el progreso no se suman, se multiplican. Se concretó la alianza formada por Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Luxemburgo y los Países Bajos, quienes suscribieron en París el Tratado Constitutivo de la Comunidad Europea del Carbón y del Acero, que entró en vigor el 24 de julio de 1952, con vigencia de medio siglo.

De facto, se generaron resultados positivos para los países que suscribieron el Tratado y es que se logró cuadriplicar la producción de acero con relación a los años cincuentas, garantizando el abasto del carbón en Europa y sobre todo prosperó la paz en la región. El Tratado marcó el inicio de la construcción de la Unión Europea.

En nuestros días, Francia, representa un mercado de 65 millones de habitantes con fuerte poder adquisitivo, es uno de los cinco países más importantes en exportación de bienes y el segundo en servicios. Los inversionistas son atraídos por la calidad de la mano de obra, por su alto nivel de investigación, por el dominio tecnológico, por lo estable de su moneda y el control de sus costos de producción, lo que les permite captar anualmente 81 mil millones de dólares por concepto de Inversión Extranjera Directa.

El poderío francés cuenta con una red de infraestructura en comunicaciones, factor clave para acelerar el crecimiento económico. El inventario estratégico tiene 31,000 kilómetros de vía ferroviaria que les permite transportar a 984 millones de pasajeros anualmente, suman 904 aeronaves que vuelan bajo pabellón francés y que transportan a más de 160 millones de pasajeros al año; además, mantienen fuerte presencia los 212 buques que trasladan 340 millones de toneladas de mercancías.
El núcleo de la política centra sus esfuerzos en el empleo y es que el “hambre hace ladrón a cualquier hombre”, decía Pearl Buck. Por ello, el gobierno francés hace un esfuerzo por incrementar la fuerza laboral que hoy cuenta a 29 millones de trabajadores, que laboran en 3.4 millones de empresas y que consolidan a la séptima economía más grande del mundo, en términos de PIB . Durante el 2007, los gobernados disfrutaron de un PIB per cápita superior al promedio de los Países Miembros de la Unión Europea.

En efecto, los logros han sido favorables, sin embargo, la crisis global es un fenómeno que a todo gobernante preocupa. Se recuerda con afecto el aporte de Honoré de Balzac: “En las grandes crisis, el corazón se rompe o se curte”. Esto a propósito del profundo estrago financiero que requiere de todas las virtudes de Nicolás Sarkozy, quien fue elegido por un mandato de cinco años en mayo de 2007 y que de frente a la catástrofe financiera reaccionó oportunamente dando impulso a medidas de apoyo para la inversión empresarial, manteniendo el empleo y concertando sensiblemente salarios flexibles con el sindicalismo.

En sintonía con esa preocupación, también hay que añadir el tema correlacionado con el sector de energía, pues, las grandes economías requieren de altos suministros de energéticos para transitar por la autopista de alta velocidad en la era de la globalización, de facto, ningún país puede generar riqueza, si carece del suficiente abasto energético que le permita prender con potencia los motores de la economía.

Francia no tiene petróleo, apenas produce 73 mil barriles diarios, lo que los obliga a importar 1.981 millones de barriles al día y operar con 13 refinerías, para dar puntual abasto a un consumo feroz, que se entiende por el tamaño de la industria y por los 32 millones de vehículos que circulan diariamente , situación que los posiciona como la novena potencia consumidora de todo el orbe.

Se le recuerda con generosidad al político austriaco Von Metternich, que decía. “Cuando Paris estornuda, Europa tiene frío”. Francia es el corazón europeo y carece de gas, aparece en la lista mundial en el lugar 43 en producción y 78 en reservas probadas; sin embargo, reporta un alto consumo de 1.740 billones de metros cúbicos.

La insuficiencia energética que padece Francia tiene sus raíces en la crisis del petróleo de 1973, desde entonces sus gobiernos han concentrado grandes esfuerzos para buscar otras soluciones energéticas y de ahí se entiende su enérgico afán por incursionar en el tema de la electricidad. En la actualidad, en esta actividad son octavos en el mundo , con una producción generadora de 573 mil millones de kilowatts , gracias a su poderío nuclear.

De ahí, que las carencias energéticas hayan encontrado actores importantes para contrarrestar los efectos negativos. Uno de ellos, es su principal empresa dedicada al gas natural, la corporación Gaz de France, que fue fundada en tiempo de la posguerra por el gobierno francés. Sin embargo, la modernidad de los años noventas implicó la privatización de grandes empresas como Air France, Telecom, Renault y Thales. Fue hasta que se decretó la Ley del 7 de diciembre de 2006, cuando se privatizó Gaz de France, y le permitió fusionarse con la empresa Suez. El resultado fue positivo, toda vez que se fijó una tarifa para la clase débil, los gobernados pueden elegir a su abastecedor de gas y la empresa se modernizó en sus líneas de negocio.

En efecto, el éxito de Gaz de France se debe a que sus actividades modernas se centran en combinar el gas natural con la electricidad, de ahí que el abasto le sea suficiente; además, reduce las emisiones de dióxido de carbono significativamente y el consumidor paga precios más bajos. Hoy, la empresa es comandada por Jean-Francois Cirelli, que reportó ingresos en el 2007 por 36,458 millones de dólares, cuenta con una cartera de clientes de 14 millones repartidos por toda Europa, con una plantilla laboral de 50 mil trabajadores.

Los logros se construyeron con responsabilidad y es que en el 2003, el gobierno sometió a debate sus políticas rectoras energéticas con visión a futuro, por lo que organizó 250 foros energéticos, en el que participaron: partidos políticos, organizaciones profesionales y asociaciones afines. Los resultados técnicos no quedaron en letra muerta, las conclusiones fueron sometidas a la Asamblea Nacional y al Senado en mayo de 2004 para su proceso legislativo.

Como consecuencia de lo anterior, el órgano legislativo decretó, con fecha de 13 de julio de 2005, la Ley de Orientación de Energía, en la que se establecen cuatro importantes directrices: garantizar la seguridad energética; asegurar un precio competitivo; proteger la salud humana y el medio ambiente, y; garantizar la cohesión social.

Como resultado del aporte legislativo, la producción de electricidad se multiplicó 10 veces en 50 años, tan solo en el 2008, la corporación Électricité de France, reportó ingresos por 85,529 millones de dólares , Forbes la presentó en el lugar 26 la lista mundial del 2008 , la trasnacional es dirigida por Pierre Gaddoneix, quien ha señalado su afán: “el grupo promueve las energías renovables y la eficiencia ecológica en el renacimiento de la energía nuclear”. La empresa significa un orgullo nacional para Francia, quien mantiene el 84.8 por ciento del control de la Corporación.

Con estos avances en tecnología nuclear, Francia produce la más baja emisión de dióxido de carbono per cápita de toda la Unión Europea. Se recuerda la frase celebre pronunciada por quien es considerado uno de los mejores jugadores de fútbol de todos los tiempos, el francés Zinedine Zidane: “la humildad me ha ayudado a triunfar”. Así, con modestia, los franceses apuntan que el futuro está en el desarrollo de las energías renovables como la eólica, la solar y la energía hidroeléctrica.

En el campo de las energías renovables, Francia tiene un promisorio futuro porque tiene grandes recursos hidroeléctricos, gigantes bosques, estrepitosos vientos y magnas superficies. De ahí que, EDF y Gaz de France, hayan potencializado sus inversiones en Investigación y Desarrollo en energías: fotovoltaica, solar y térmica, lo que ha convertido a Francia en líder productor europeo en energía renovable, gracias a una política bien ordenada.

El esfuerzo gubernamental por diluir la dependencia energética por más de treinta años obtuvo sus frutos en el desarrollo de la energía nuclear, la cual está alineada a la política de preservación del medio ambiente; es decir sostenible.

A propósito se recuerda con generosidad a Víctor Hugo “primero, fue necesario civilizar al hombre en su relación con el hombre. Ahora, es necesario civilizar al hombre en su relación con la naturaleza.” Alineado a los compromisos establecidos en el Protocolo de Kioto, Francia decretó en el 2002 el Código de Medio Ambiente, que en su artículo primero establece tres principios rectores: (i) de precaución, es decir, que la carencia de conocimientos no debe retrasar la adopción de medidas efectivas para evitar el daño irreversible al medio ambiente; (ii) de acción preventiva, que consiste en utilizar tecnología a un costo aceptable para aplicarse en la fuente de daños al medio ambiente; (iii) de quien contamina paga, y; (iv) de participación, en el que se incluye a la sociedad en proyectos de desarrollo de impacto significativo sobre el medio ambiente o de planificación.

Está demostrado que la energía sostenible es rentable. El caso de Francia demuestra que las energías limpias generan 33,000 millones de euros anuales y 220,000 puestos de trabajo. La innovación más reciente es el reciclado de los desechos que representa un valioso aporte digno de admirarse.

A nadie sorprende los logros de Francia en materia de medio ambiente, pues fue el primero en ratificar el Protocolo de Kioto en 1997, acudió en el 2001 a Doha, Qatar, dónde dialogó con 60 países productores de petróleo y generó propuestas en la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible en 2002 y trató con liderazgo en el 2006, la gravedad del Cambio Climático en la Cumbre de San Petersburgo, donde presentó medidas de solución. En todos estos foros internacionales, Francia ha desempeñado un papel crucial para defender con firmeza la aplicación de soluciones que apuntan a garantizar el acceso sostenible a la energía a precios razonables y con estricto respeto al medio ambiente.

Francia demuestra que es posible satisfacer las necesidades energéticas, sin comprometer a las futuras generaciones. Con esta actitud, el país galo transita en el sendero del progreso, con plena conciencia de que las acciones u omisiones en materia ambiental serás trascendentes para el futuro. A propósito de esto último, cito a Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu: "Si yo supiese algo que me fuese útil y que fuese perjudicial a mi familia, lo expulsaría de mi espíritu. Si yo supiese algo útil para mi familia y que no lo fuese para mi patria, intentaría olvidarlo. Si yo supiese algo útil para mi patria y fuese perjudicial para Europa, o bien fuese útil para Europa y perjudicial para la humanidad, lo consideraría como un crimen, porque soy necesariamente hombre mientras que no soy francés más que por casualidad." Feliz día de las madres.

6.4.09

Petróleo: el caso de la Federación de Rusia


(Publicado por: Global Energy, marzo de 2009)

Mijail Gorbachov reestructuró a la sociedad rusa, emprendió el cambio revolucionario en todas las esferas de la vida y en todos los sectores del país. La historia nos dice, que siendo Presidente, 19 de agosto de 1991, su primer círculo de asesores convocó a una conferencia de prensa para notificarle al mundo, que la “gravedad” de la enfermedad del Presidente impedía que pudiera continuar en el ejercicio de sus funciones; y que por lo tanto, sus poderes constitucionales serian ejercidos por el vicepresidente Gennadi Yanayev.

El intento de golpe de Estado, orquestado por comunistas y la KGB, puso a los soviéticos al borde la guerra civil. No obstante, el propósito fue impedido por la fuerza y voluntad del líder soviético, Boris Yeltsin, quien haciendo honor a la frase célebre de José Ortega y Gasset: “la lealtad constituye el más sagrado bien del ser humano”, movilizó rápidamente a las fuerzas armadas y evitó el golpe de Estado (Person).

Sin embargo, la Unión Soviética se disolvió en diciembre. El Partido Comunista fue derrotado y Ucrania, Kazajstan y otras naciones surgieron de lo que había sido la URSS. Se firmó entonces el Tratado de Unión, entre un grupo de Estados poco cohesionados, que constituyeron la denominada Comunidad de Estados Independientes, siendo el mayor de ellos, la Federación de Rusia.

El gobierno sabía que tenía que actuar rápidamente y generar resultados positivos en el corto plazo. Es por eso que siguiendo la filosofía rusa que dice que el progreso está en el cambio, todos sus esfuerzos se concentraron en las reformas jurídicas estructurales que requerían y es que a la antigua soviética, le distinguía un derecho de estirpe socialista, cuyas normas expresadas en códigos se fundaban en relaciones de producción antitéticas a las de la moderna Europa. (Lozano).

En efecto, Rusia se concentró en el imperio de la ley y en breve lograron consagrar su Constitución, en la que prevalece un Estado Federal Democrático, de procedencia civilista o romano germánico (González, Nuria). En ese cuerpo normativo, se proclamó un catálogo de derechos civiles, políticos, económicos, sociales y culturales, garantizados por el Estado y bien ajustados a los estándares internacionales modernos.

Me refiero a los establecidos por la Declaración Universal de Derechos Humanos de 1948 y el Pacto Internacional de Derechos Humanos de 1966. Conviene recordar a Kant: “el derecho es el conjunto de condiciones que permiten a la libertad de cada uno, acomodarse en la libertad de todos.”

El factor de Estado de Derecho, fue clave para que Rusia reportara resultados macroeconómicos positivos. Al cierre del 2008, la economía rusa, fue la sexta más grande del mundo, con un crecimiento de 8.1 por ciento, celebrando un décimo aniversario consecutivo de crecimiento promedio del 7 por ciento. Con ello, logró disminuir la pobreza y expandir la clase media. A propósito se recuerda con generosidad a Virginia Woolf, que sostenía, “uno no puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no ha comido bien”.

De facto, los resultados positivos, se deben en gran medida a la buena administración de sus recursos naturales y es que su progresión fue impulsada por las exportaciones de energéticos, atendiendo principalmente a las altas cotizaciones por el oro negro que se presentaron en el 2007 y por el aumento del consumo energético europeo, todo esto contribuyó para superaran las tasas promedio del G-8.

Rusia es reconocida como potencia mundial, no sólo por sus grandes extensiones de territorio; sino también, por sus notables recursos petroleros, riqueza que le permite soportar con cierta holgura a los estragos financieros bursátiles, que han sido causados en el corazón de Manhattan.

El inventario estratégico petrolero produce 9.8 millones de barriles por día, es decir: duplican la producción de Irán, triplica lo que produce México, o cuadriplica lo que produce Venezuela. Su poderío en términos de producción de crudo, le alcanza para exportar un 70 por ciento de crudo y refinar para abastecer la demanda del mercado interno en un 30 por ciento, con respecto a su producción.

En síntesis, Rusia es una potencia en términos de crudo, posee 60 millones de barriles en reservas probadas, lo que los sitúa en el octavo puesto de la lista mundial; también su fortaleza radica en sus reservas de carbón, en la que se ubican como segunda potencia a nivel mundial; y en cuanto al gas natural, son líderes absolutos en todo el planeta.

En efecto, el núcleo de la política energética está en la producción de gas y es que un cuarto de la producción mundial corresponde a Rusia. Poseen un 27.8 por ciento de las reservas mundiales probadas con 47.5 millones de metros cúbicos, suficientes para mantener la producción a los niveles actuales durante los próximos 80 años.

Rusia cuenta con un marco jurídico energético que le da seguridad y flexibilidad en la actividad petrolera. Esta conformado por la “Ley de Subsuelo de 1992”, en el que se establece el procedimiento para el otorgamiento de licencias para la exploración y producción de gas y petróleo; la Ley Federal sobre los acuerdos de Participación de 1995”, que reglamenta la exploración y producción; y, la “Ley Federal sobre la Plataforma Continental de la Federación de Rusia de 1995”, que establece las operaciones la exploración y producción en aguas profundas.

En lo que respecta a la regulación en materia de gas, cuentan con la Ley de Suministro de Gas, que establece el monopolio de la seguridad ambiental de los sistemas de transporte vía ductos, a favor del Estado. El suministro de gas natural, la exploración, producción, transporte, almacenamiento y suministros es regulado por la Ley Federal de Suministro de Gas y la Ley Federal sobre monopolios naturales de 1995.

Evidentemente, para transitar en la vía rápida de la globalización y generar progreso, es necesario que los países generen las condiciones en términos de apertura económica, es por eso, que recordamos con gratitud al líder soviético Gorbachev quien sostenía: “el pueblo debe aprender a distinguir entre los verdaderos intereses nacionales y su perversión nacionalista. Cualquier pretensión a la exclusividad nacional es intolerable e insultante”. Así, a partir de 1992, una decena de compañías privadas participan activamente en la actividad petrolera. (Pasos, 2008)

De ahí que Gazprom, sea el encargado del suministro de gas. En la actualidad se están dando pasos para la liberación del mercado. Tras la reciente reforma de la Ley de Suministro de Gas, en la que no se limita la participación extranjera en Gazprom. Como ejemplo de la liberación petrolera, se recuerda al fanático del futbol y dueño del club inglés Chelsea, el ruso Román Abramovich, quien es el hombre más rico del Reino Unido con una fortuna de 7.500 millones de libras, fortuna que ha acumulado principalmente en el sector petrolero, a través de su compañía trasnacional Sibneft.

En estos días el control de la energía está a cargo de la Federación, así lo consigna el artículo 71 de su Constitución, en la que señala: que “la jurisdicción de la Federación Rusa incluye los sistemas de energía”. En este marco, la apuesta está en el aumento de las exportaciones de crudo, indispensables para generar progreso.

Sin embargo, el negocio del petróleo significa en estos días algo más que influencia, riqueza y poder. El primero de enero de 2009 el afán de poderío orilló al gobierno, en pleno invierno, con tempestades y nevadas, a proclamarle una guerra de frío a Europa, cortándole el suministro del gas a Ucrania, irrumpiendo con el abastecimiento a los europeos, y bloqueando 65.3 millones de metros cúbicos diarios, de los 300 millones que consume Europa procedente de Rusia.

El gobierno justificó la medida por “las constantes denuncias de Gazprom como responsable del robo de gas de los ductos que lo llevan a Europa”. Mientras que Ucrania acusó a la Rusia de Vladimir Putin: “de usar la energía como arma política para hostigar.” Ambas cosas son ciertas, señala el diario italiano "La Stampa". La acción afectó a millones de europeos radicados en Bulgaria, Austria, Grecia, Croacia, Macedonia, Turquía y Alemania.

Sobre la mesa de negociaciones estaba el incremento del 250 por ciento de la tarifa del gas para venderse a 450 dólares por cada mil metros cúbicos. Sin embargo, gracias a la intervención de la Unión Europea, se logró un acuerdo, diecinueve días después del cierre, en el que quedó establecido el compromiso de regularizar todos los pagos pendientes por más de 14,400 millones de dólares por el gas consumido.

Esta situación desde el año 2000 ya había sido vaticinada por la Unión Europea y es que se advertía al mundo, que el 70 por ciento de las necesidades energéticas de Europa vendrían de Rusia. “Todo poder excesivo dura poco” decía Séneca. La lección aprendida por los europeos es buscar otras fuentes alternativas de energía que diversifiquen la dependencia en el suministro de gas.

Otro problema que se observa, es la envejecida industria. El inventario estratégico cuenta con 41 refinerías, que son capaces de refinar 5.4 millones de barriles diarios, no obstante, hay que decir, que la mayoría de ellas presentan problemas de envejecimiento, ineficiencia y son altamente contaminantes.

“Hay quien cruza el bosque y sólo ve leña para el fuego”, decía el escritor Leon Tolstoi, y es que el calentamiento global que a otras naciones les ha perjudicado, a los rusos este cambio climático les es favorable. Se calcula que desde 1970, las temperaturas han aumentado en cinco grados centígrados, lo suficiente para que en Siberia se derrita un 3 por ciento de las capas de hielo.

Esto ha permito la penetración de buques de explotación de petróleo en zonas nunca antes exploradas, y que los costos tengan un impacto favorable. Así, con toda antelación visualizaba el político Popov decía: “que el petróleo ártico impulsará la seguridad económica de Rusia”. Con estos beneficios, uno empieza a comprender por qué este país no quiere saber nada del Protocolo de Kioto de 1997 (Roberts. P, 2004).

Es probable que el calentamiento global casuísticamente genere beneficios económicos para Rusia, sin embargo, las omisiones para actuar en consecuencia tendrán un costo mayor en todos los ámbitos imaginables. Citando al premio Nóbel de la Paz, Al Gore: “nuestros hijos tienen derecho a juzgarnos con el máximo rigor, sobre todo porque lo que está en juego es su futuro y no sólo el de ellos, sino el de toda la humanidad”.

No obstante, el costo por producir más petróleo, alcanza su costo ambiental. Rusia es el tercer país que más contamina al medio ambiente y es que los residuos químicos de gas, petróleo, níquel, plomo, selenio, cobalto y otros contaminantes, superan las 661 millones de emisiones de Dióxido de Carbono (CO2), lo que equivale casi seis veces más que México.

En efecto, mientras la crisis ambiental se agudiza, el gobierno de Rusia ha anunciado con júbilo nuevos proyectos energéticos, que tienen como propósito ampliar el alcance de abastecimiento internacional para lograr mayor dependencia de Europa y Asia. Estos proyectos han prosperado gracias al impulso diplomático de Vladimir Putin:

(a) Gasoducto del Báltico. Alemania y Rusia suscribieron un acuerdo para construir el gasoducto del Báltico con una longitud de más 1,200 kilómetros, con capacidad para transportar 27,500 millones de metros cúbicos de gas por año. Este acuerdo permitirá distribuir energía en el norte de Europa.

(b) Gasoducto Transiberiano del Este. Transportará gas desde Siberia hasta China, el costo de construcción supera los 8 mil millones de dólares, transportará más de 80,000 millones de metros cúbicos de gas por año. Este acuerdo permitirá la exportación de producto a China y Japón.

(c) Oleoducto Ruso-Búlgaro-Griego. Actualmente en construcción, el acuerdo dilató más de 10 años en concretarse. Transportará petróleo desde la ciudad de Novorosiiysk en el mar Negro hasta el puerto búlgaro de Purgás y de allí hasta la ciudad griega de Alexandrópolis en el mar Egeo, su operación esta prevista para el 2010.

Es clara la estrategia, el gobierno ruso pretende generar crecimiento económico a través de la explotación energética para reportar mayores ingresos a las arcas nacionales. Si bien, demuestra el caso de Rusia que esto es posible: si se incrementan las exploraciones y con ello, las exportaciones; si se expanden las operaciones y se recuperan mermas y créditos, y; si se utiliza la capacidad instalada al máximo. También hay que decir que el reto de Rusia debe implicar también, una política energética responsable y de facto, que colaboré activamente con el Protocolo de Kioto, en la disminución de las emisiones de Dióxido de Carbono. Aunque parezca que se trata de un país distante, hay que decir, que el medio ambiente, no conoce de fronteras, ni de lejanías. Por último, conviene recordar al gran Séneca, quien explicaba, con cierta nostalgia su origen: “mi patria es todo este mundo”.
Análisis de la Energía

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