15.7.09
Petróleo: el caso de Noruega
Se cuentan pocas naciones con la magnitud natural de Noruega. Se trata de una Nación, que no solamente se aprecia por sus hermosos paisajes que ofrecen sus enormes lagos de agua cristalina, sus mares, bosques, sus montañas y su famoso bacalao, también se admira por su petróleo y gas, que le generan un 24% de Producto Interno Bruto. (Bevanger, L. 2009).
En efecto, pocas naciones poseen su poderío energético, que le conceden posicionarse como la onceava potencia productora del orbe. Generando 2.5 millones de barriles diarios, que le dan abasto con gran holgura a sus 4.6 millones de habitantes, que le consumen apenas 224 mil barriles al día. El remanente se aproxima a los 2.3 millones de barriles diarios, que se destinan, principalmente a la exportación, de facto, los europeos se han vuelto adictos en un 16% al petróleo noruego, lo que los consolida como la quinta potencia mundial en términos de exportación.
La riqueza de petróleo, no siempre es una bendición, porque tiende a presentarse la famosa “maldición de los recursos naturales”, que consiste en que los países que cuentan con riqueza natural y particularmente de petróleo, obtienen pequeñas tasas de crecimiento (PIB), en comparación con aquellos países que carecen de estos recursos naturales.
Por ejemplo, Chile, que carece de petróleo y que está obligado a importar 222 mil barriles de crudo al día, reportó un crecimiento del 5.1% en el 2008; en contraste, Canadá, que es el segundo país más extenso del mundo, casi 21 veces más grande que Chile, y que se caracteriza por su alta producción de petróleo, superior a 3 millones de barriles diarios de crudo, apenas creció a un ritmo del 2.7% en el mismo año.
El fenómeno se explica, por el efecto de desplazamiento o “crowding out” provocado por el sector productor de recursos naturales, que provoca el aumento del valor de la moneda nacional y consecuentemente, deteriora la competitividad interna; toda vez, que se descuidan sectores productivos internos. El problema recibió el nombre de “enfermedad holandesa”, tras el descubrimiento de gas en el Mar del Norte en 1950. (Céspedes. L, 2006)
Para hacer frente a la situación, el Parlamento noruego decretó en 1990, el Fondo Gubernamental del Petróleo (FGP), con el propósito de resguardar para el futuro, el uso de los ingresos petroleros y estabilizar las fluctuaciones de corto plazo; y con ello, transmitir al futuro la riqueza, haciendo frente al irremediable agotamiento de las reservas de hidrocarburos; es decir, se trata de un fondo que se aprovecha plenamente en el futuro.
Las proyecciones indican que en unos cuantos años el FGP, será el más grande de su especie. En la actualidad, es el segundo fondo más importante, sólo superado por el Fondo de Inversiones de Abu Dhabi. El Banco de Noruega administra el fondo y sus operaciones son bien elogiadas por la comunidad internacional.
El FGP es producto de las políticas planeadas a largo plazo, que le han permitido proteger a la economía y situar a Noruega como uno de los países más ricos del mundo. Como fruto del esfuerzo, Noruega, es la segunda Nación donde se vive mejor en términos del Índice de Desarrollo Humano del 2008; además, no hay pobreza y es la Nación con menos desigualdad, es decir, la riqueza está distribuida con igualdad entre la población. (Human Delevelopment Report 2008)
En efecto, parte de los inmensos logros se explican por la atinada intervención del Estado, que ofrece a los inversionistas algunos factores que resultan de gran valía para el empresario. Por ejemplo, Noruega es la Nación con menos burocracia en el mundo, bastan diez días y seis trámites para abrir las puertas de un negocio al público (Doing Business, 2008); el país presenta un nivel alto en poder adquisitivo y también cuenta con una mano de obra muy educada y por ende, sumamente competitiva (Foro Económico Mundial, 2008). Además, un factor que no puede soslayarse, es el Estado de Derecho que prevalece, toda vez, que se distinguen en el mundo, por la cultura del estricto cumplimiento de los contratos que suscriben; y así, se presentan en el planeta como la octava Nación menos corrupta. (Transparencia Internacional, 2008).
En consecuencia, durante el 2008, los noruegos recibieron US$76,450, constituyéndose como la tercera potencia más importante según su Pib Per Cápita (FMI, 2008). Por tanto, es razonable que los noruegos hayan rechazado la invitación internacional para adherirse a la Unión Europea, pues disfrutan de un gran nivel de vida, debido a los grandes ingresos que provienen del oro negro.
Si bien, la grandeza de Noruega proviene de sus extraordinarios privilegios naturales: agua, bosques, gas y petróleo; también, hay que decir, que parte del logro, se debe a la eficaz administración de dichos recursos naturales; es decir, a la correcta aplicación de la política sostenible.
En la modernidad, la sostenibilidad, implica que los intereses energéticos, sean orientados a la protección al medio ambiente; propiciando desarrollo económico y social, para las generaciones venideras. (Barragán S., 2009)
Las actividades petroleras de Noruega son reguladas por la “Ley del Petróleo”, en la que se constituye el derecho exclusivo del Estado para la gestión de los recursos y en el mismo ordenamiento, se establece un sistema de adjudicación de licencias para la prospección, extracción y transporte de petróleo.
Para la adjudicación, la ley establece que antes de proceder a la licencia para la prospección, la Ronda de Concesión, debe iniciar un proceso de verificación, a fin de evaluar el impacto ambiental para la actividad exploratoria, que podría ocasionarse con motivo de la concesión. El objeto de la ley es aumentar al máximo los valores inherentes al petróleo en concordancia con la sostenibilidad.
Por ejemplo, Noruega, en el afán de mantener su hegemonía productora, se enfrentó a la posibilidad de explorar petróleo y gas natural en el Mar de Barents. Los primeros diagnósticos señalaban el riesgo que implica perforar en el frágil Ártico, dado el peligro de que se vuelve inminente ante las posibles fugas de petróleo; además, Noruega es el segundo exportador de pescado en el mundo y esa actividad podría ser afectada, por la contaminación petrolera que las operaciones generan. Atendiendo al calibre de la decisión, el gobierno optó por discutir el tema con mesura durante el 2005.
En consecuencia, la Ronda de Concesión, otorgó la licencia correspondiente para explorar en la profundidad del mar de Barents, no obstante, el gobierno en el 2006, reservó zonas ecológicamente sensibles; estableciendo, para ello, reglamentaciones estrictas para la conservación del medio ambiente. (Freedman, 2006)
El tema de la exploración de hidrocarburos está bien presente en la agenda nacional, la mayor parte de sus reservas están concentradas en el Mar del Norte, donde se estima que las reservas probadas de hidrocarburos superan los 6 mil millones de barriles de crudo, lo suficiente para asegurar seis años de constante explotación. Por ello, la actividad exploratoria representa el núcleo de la política energética, toda vez, que descubrir nuevas reservas implica garantizar por algunas décadas su permanencia en el mundo hegemónico de la prosperidad y de la riqueza.
En lo que respecta al gas natural, los noruegos son la tercera potencia exportadora del mundo, sólo superados por Rusia y Canadá; el potencial, proviene de las reservas probadas en su dominio, pues en Europa sólo los supera Rusia, Kazakhstan y Turkmenistan. De ahí se entiende, que a nivel mundial su ubiquen como la quinta potencia más importante en la producción de gas.
Las operaciones de producción de hidrocarburos están íntimamente ligadas a la logística. Connoco Phillips y StatoilHydro participan conjuntamente en el desarrollo de la red de gasoductos, el sistema abarca al mundo submarino para conectar las plataformas de mar con las terminales en tierra.
El mayor yacimiento de gas en Noruega es el de Troll, que se encuentra en franca
maduración. Por ello, las estrategias se centran en mantener la producción con la incorporación de nuevos campos, aunque el propósito implica enfrentarse a la dureza de las condiciones meteorológicas y a las costosas inversiones que se requieren.
En lo que concierne a la producción de gasolina, también los noruegos tienen fuerte presencia en Europa y son actores indispensables para mantener la armonía el abasto; para ello, cuentan con dos refinerías, con capacidad para procesar 15 millones de toneladas de crudo al año. En la actividad refinadora participan conjuntamente Exxon Mobil y StatoilHydro, que suman esfuerzos para distinguirse por realizar operaciones en pleno cumplimiento de las normas ambientales.
El actor energético noruego más importante es StatoilHydro, onceava productora de petróleo más grande del mundo y es considerada por Fortune como la quincuagésima novena empresa más grande de todas las que existen a nivel global. La corporación Statoil fue fundada en 1972 por el gobierno noruego. Con el afán de potencializar su rendimiento acorde a los retos de la modernidad y con francas expectativas de expandir sus líneas de negocio para hacer frente a sus principales competidores como British Petroleum y Gazprom, el gobierno tuvo a bien interesarse en la compra de la empresa Noruega NorskHydro.
La Comisión Europea autorizó la anunciada fusión en el 2007, que concluyó que la operación no afectaba la competencia en el Espacio Económico Europeo. La compra se realizó en 28 mil millones de euros, propuesta previamente aprobada en el 2006 por el Parlamento noruego. La fusión se perfeccionó, para llamarse StatoilHydro. Esta operación es la más grande del mundo del petróleo en alta mar, representando para los noruegos un verdadero orgullo nacional.
La transnacional está dirigida por Helge Lund, ejecutivo nombrado en el 2007, quien con apenas 47 años de edad, comanda a 29,500 empleados, distribuidos en 40 países. La corporación es controlada por el gobierno en un 71% y cotiza en las bolsas de valores de Oslo y Nueva York. Los resultados han sido positivos, si se considera que en el 2007 los ingresos superaron los 96 billones de dólares.
En franca alusión a su reciente fusión, el lema de la corporación reza: “más fuertes juntos”; su nueva misión implica sumar fuerzas y distinguirse en el mundo, por el desarrollo de la energía renovable, la eficiencia energética, la gestión del carbono y del hidrógeno.
Un grupo importante de expertos aseguran que en unas décadas el petróleo dejará de ser negocio, dado, que se trata de un recurso que tiene fin. Otro grupo de analistas, afirman que ante la inminente y pronta escases, los precios de barril se elevarán significativamente y por lo tanto, el petróleo dejará ser rentable.
Mientras tanto, StatoilHydro presenta a la energía renovable como en su primera línea de negocios. El compromiso de la corporación es contribuir en las reducciones de emisiones de carbono y ayudar a desarrollar una sociedad basada en el hidrógeno y la generación de la electricidad renovable.
La empresa tiene sus metas claras, ejercer sus operaciones protegiendo al medio ambiente, administrar los recursos naturales eficientemente y avanzar en plena concordancia con el desarrollo sostenible.
Hay que decir otro importante acierto de los noruegos, el 98% de la electricidad se genera vía energía hidroeléctrica. StatoilHydro sentencia que el núcleo del negocio a futuro será la energía proveniente del agua y del sol; y para ello, estarán bien preparados.
La Nación nórdica nos demuestra que abandonar los tradicionales dogmas y conjuntar esfuerzos, son factores que multiplican las oportunidades y sus potencialidades. Además, esa unión permite fortalecerse sobre todo en esta época de crisis global.
También hay que decir que el mayor éxito noruego es el imperio de la política sostenible, la cual demuestran, que es un buen negocio e indispensable para preservar el medio ambiente, que también tiene derecho las generaciones futuras.
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